miércoles, 18 de agosto de 2010

UK DUTY PAID



“Air Europa os da la bienvenida, en su vuelo con destino al aeropuerto de Barajas, Madrid; el cual tendrá una duración de un siglo, y medio, así que, Angelo, prepárate, papito, porque tú no tienes culo y nuestros asientos de Economy solo le resultan cómodos a Frodo Bolsón y a Jatnna. Esperamos que el vuelo sea formidable y no quieran asesinar al maricón venezolano que finge acento andaluz y trabaja como sobrecargo.”
(Después repiten el mismo mensaje en lo que los españoles llaman inglés británico, pero que suena a ruso siberiano hablado por un borracho de la plaza de San Antonio de los Altos.
El vuelo a Europa es un suplicio, una tortura china que aplican con cuentagotas durante ocho horas, y media, desde Caracas hasta Madrid. Yo, en algún momento de mi típico olvido, boté los somníferos que tenía en mi bolso de mano y pasé absolutamente todo el vuelo despierto.
En Barajas, después de presentar el pasaporte y sentir lástima por mis compañeros de viaje quienes no podían entrar por la fila de ciudadanos europeos (éramos apenas 3 personas en fila) y tuvieron que calarse la cola de venezolanos (unos 100); salí corriendo como la mamá de Bambi al salón de fumadores: vi cómo un reducido espacio de dos metros cuadrados se convertía en el paraíso terrenal y mi Marlboro rojo se convertía en la manzana de la culebrita y la historia, ustedes saben.
Yo, como me las tiro de arrecho y no tuve la delicadeza de preguntar adónde tenía que ir, ni mucho menos leer los carteles, debido a la euforia supongo, me perdí. Terminé saliéndome del aeropuerto, pero todo tuvo un final feliz: mi mejor amigo del colegio, Carlucho, me esperaba en la zona de llegadas, con su novia. Tenía años que no le veía. Jamás había estado más feliz de perderme.
Como me sucede muy a menudo, cuando la charla es amena, perdí la noción del tiempo y tuve que salir corriendo por toda la T1 de Barajas, porque tenía 20 minutos para llegar a la puerta de la cual salía mi avión. Cuando llegué a la dichosa puerta, ya la gente estaba abordando.
Finalmente, luego de mil horas de vuelos, estrés, corredera, lloradera, emoción, llegué a mi destino: London Gatwick, South Terminal. Llegué cansado, reventado, alegre, con cara de drogadicto porque acabé con el café del avión; pero llegué. Luigi me esperaba con su amigo brasileño, Ricky, y nos vinimos a Eastbourne en un minicooper (Más británico y desayuno English Breakfast).

Ahora sí, hablaré de Eastbourne, donde resido actualmente y un poco de cómo ha sido mi vida en estos dos meses que llevo viviendo en el Reino Unido.

¿Dónde estoy?
Eastbourne, East Sussex, Inglaterra, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte… y Las Malvinas. ¿Escuchaste, Kirchner? También conocido como Little Poland, Oldtown… (Más adelante entenderán)
Eastbourne es un pueblo no muy grande al sur de Londres en el condado de Sussex. Es de playa y según esta gente, es la zona más caliente de Inglaterra. Yo aún me pregunto a qué le llaman ellos caliente o si es que nunca han ido a Maracaibo. El pueblo no es muy grande, pero es bonito. Camino muchísimo, pronto tendré las piernas de Beckam, y el acento. (Claro)
Ahora, dividamos Eastbourne, e Inglaterra en general, en segmentos para su mejor comprensión y análisis de la situación.

Gentilicio:
• 60% Polacos.
• 10% vampiros otros: rusos, rumanos, húngaros y más polacos.
• 10% europeos: alemanes, italianos, españoles, gallegos, suizos, daneses…
• 10% “latinos” Aunque prefiero llamarnos suramericanos: venezolanos, colombianos, dominicanos.
• 10% Ingleses: son una especie rara y en peligro de extinción. La mayoría pasa de los 100 años de edad.

Entre los tres restaurantes que tiene mi jefe, somos dos italianos, una gallega, una eslovaca (perra), dos británicos, cinco polacas, una danesa, una húngara, un albanés, una rusa y yo que soy venezolano. Ahora creo que se unieron dos colombianas y una argentina. Lo cual agradezco porque no tengo nadie con quién HABLAR español… En fin, las naciones unidas se quedan pendejas en este pueblo. Además, mi feje es iraní y el carajo siente que debe tratarme como a un perrito y me dice “Good boy, well done”.

El grupo de quien me he hecho amigo, también el que me ha acogido, con quienes siempre salgo, vamos a la playa y acabamos los trapos, está compuesto por cuatro ingleses, un esloveno, un alemán y Luigi y yo que somos venezolanos. También tengo ahora una amiga española y me hice amigo del griego del restaurante de al lado, quien tiene una esposa que podría traficar niños haitianos en sus tetas, son la cosa más grande que jamás haya visto.

Idioma:
Polaco e inglés escoñetado por la forma en la que lo hablamos todos y cada uno de los extranjeros que aquí vivimos.
Esto del acento británico no es juego de niños, no señor. Yo aprendí inglés gringo, así a lo Dolly Parton y aquí es las dos caras de la moneda: los que hablan británico jodido y los que joden el británico. No es fácil. Pero poco a poco me he ido acostumbrando, al menos la jerga ya me la medio sé. Aunque la gente sigue riéndose de cómo pronuncio “patatoes”, “tomatoes” y “wáter”. Ah, también porque a los pantalones les llamo “pants” y eso aquí significa ropa interior. Eso sí, hay días en los que amanezco bruto y paso el día hablando como Charo, ¿La recuerdan?

Religión:
La de los polacos y la Iglesia inglesa; pero las iglesias aquí son como las discotiendas en Venezuela: tienen un fin meramente decorativo, como para que no digan que no hay, pues.

Clima:
Como dije antes, esta gente dice que estamos en la zona más caliente del Reino y yo aún no sé qué entienden ellos por caliente. Siempre tengo frío.
Apenas sale un rayito de sol ves a ese poco de ingleses empelotados por las calles tratando de coger color. Una falta de respeto, chico. (Colirio)


Edad promedio de la población:
Cuatrocientos cincuenta (450) años. En mi vida había visto tanto viejo junto, chamo. Aquí como que son todos familia de Úrsula Buendía. Al menos, es una vejez útil, no como en Venezuela que prácticamente desechamos a los ancianos o el dinero de la pensión no les da para más que las medicinas y no pueden ni salir de casa.
Es común ver a gente bastante mayor haciendo competencias de silla de ruedas por el seafront, o quién escupe la dentadura más lejos o quién aguanta más alcohol en un bar.
Un día, vi a una señora de unos ciento ochenta años, que con una mano arrastraba una especie de andadera muy común acá y con la otra “empuñaba” un cigarro, que en Venezuela tendría más esperanza de vida que ella. Fue un momento inspirador, hermoso, cargado de emociones para alguien como yo.

Vicio “Oh, dear”:
El precio de los cigarrillos en Inglaterra es un insulto, un fechoría de la reina y Cameron: 6.6 libras cada caja de Marlboro. Mas como dice el dicho “Al pueblo a que fueres, haz lo que vieres” yocompro un paquete de tabaco, filtros y papel para enrolar y listo: tengo cigarros para toda la semana y gasto muchísimo menos. O, cuando me da el verdadero bajón de nicotina prefabricada, voy a la tienda de un ruso que al sentirte el acento de extranjero te vende cigarros que trae en contrabando de su país y son mucho más baratos, porque no pagan impuesto británico. Eso me hace sentir como en Venezuela: las reglas están hechas para ver cómo las rompemos.
He aprendido las maneras más económicas de tomar, también. Aunque a veces hay que darse un lujo y pasarse por un local llamado Belgian Café, donde venden cervezas belgas de 13 grados de alcohol.
La oferta de alcohol aquí es inmensa. Hay para todos los gustos. Yo debo haber probado ya cervezas de al menos cuatro continentes. Y los ingleses son burda de cochinos y les gusta tomar Vodka con Pepsi. ¿Tú has visto?

Lugares que ya he visitado:
• Eastbourne, obviamente.
• Hastings.
• High Brooms
• Royal Tunbridge Wells (Muy sifrino)
• Brighton: es el ghetto gay de Inglaterra. Esperando a una amiga venezolana en la estación del tren vi a un tipo muy macho él, con barba y cara de culo vistiendo un vestido blanco, muy ajustado y montadísimo en unos tacones muy altos. Es una ciudad muy divertida. Es la versión grande de Eastbourne y Hastings.
• Londres: no tengo más que decir que AMO ESA CIUDAD CON PASIÓN Y LOCURA, aunque sea ridículamente costosa.

Ahora, a lo Francisco Coello, un análisis detallado de la gente:
Para quienes creían que en Inglaterra todos los ciudadanos tienen los modales de su viejestad la Reina y todos toman el té a las seis y que, además, todos hablan lindo como Hugh Grant; pues queridos lectores de mi basura intelectual, déjenme que les baje de esa nube de fantasías que crearon El diario de Bridget Jones y la profesora Minerva McGonagall en las películas de Harry Potter.
Mucha gente es bastante vasta, son en general muy escandalosos y tienen un acento recontrajodido. Dudo que algún día hable como un británico, y menos si hablar con acento me trae beneficios.
Además, hay que hacer algo raro con la lengua para crear el sonido de la “r”. Si quieren hablar británico pueden hacer lo siguiente:

Hombres: agregar el vocativo “mate” a todo y cambiar el gracias por “cheers”. Ejemplo: en vez de decir “thank you”, digan “cheers, mate.”

Mujeres: abusen de los adjetivos calificativos “lovely” y “adorable” y “gorgeous” y “beautiful” y también úsenlos en lugar de gracias. Si eres vieja, puedes también usar los vocativos “Young man” y “Young lady”. Ejemplo: En vez de decir “Thank you” digan “Lovely, Young man”.

Algo que sí te tienen los ingleses, es que son muy educados. Te dan las gracias hasta por existir. Otra cosa aún más sorprendente, es que tienen un sentimiento de culpa arrechísimo, como si le hubieran quitado Las Malvinas a Argentina (Oh, espera…) Bueno, el punto es que te piden disculpas por todo aunque hayas sido tú quién la cagó.

Experimento número 1
Pasos a seguir:
1. Venga al Reino Unido
2. Encuentre un lugar concurrido donde pueda llevar a cabo el experimento. Ejemplo: alguna calle principal, un pub, un automercado, el metro, una estación de trenes…
3. Localice a su víctima. (No importa edad, solo importa que sea británico)
4. Acérquesele sigilosamente
5. Písele un pie o empújelo sin piedad alguna.
6. Vea cómo el individuo en cuestión le pide disculpas, aunque él mismo sepa que fue tu culpa.
7. Repítalo hasta que se canse o aburra, solo porque es venezolano y ocioso, como yo, y joder la paciencia viene en nuestro código genético.

Nota: no realizar experimento con hooligans, porque puedes salir coñaseado.

Otra cosa que me divierte de aquí, es que la gente es toda mamarracha y no me siento culpable saliendo a la calle vestido como un rancho. Los que no son mamarrachos son “modernas” y entonces se hace complicado saber quién es marico y quién no.

Aunque la educación en el Reino Unido es una de las mejores, o eso dicen, hay mucha gente ignorante. Ejemplo:

De cómo Angelo casi coñasea a una compañera de trabajo inglesa

Ella: Entonces, ¿de dónde eres?
Yo: Venezuela.
Ella: Oh, ¿África?
Yo: No, maldita escoria con pasaporte. En Suramérica, querida.
Ella: ¿Y qué idioma hablan en Venezuela?
Yo: Español.
Ella: Ah, entonces eres español.
Yo: ¡No! Soy venezolano, acabo de decírtelo.
Ella: Pero hablas español…
Yo: Porque en la mayoría de los países de Suramérica se habla español.
Ella: Ah, como en Portugal y en Brasil, ¿no?
Yo: No, desperdicio de espermatozoide y óvulo, ellos hablan portugués.
Ella: Ay, ¿y cuántos idiomas existen aparte del inglés?
Yo: No sé, seguro hay más idiomas en el mundo que neuronas en tu cabeza, puta.
No es que yo sea muy nacionalista y tal, pero desde ese día ella se volvió la persona más desagradable de la existencia. O sea, Venezuela no es tan nula… tenemos a Chávez y petróleo, y a Chávez y el Miss Venezuela, y a Chávez y a mi “estupendo bronceado”, y a Chávez y a… bueno al Salto Ángel.

No somos nulos, tú eres una ignorante de mierda.

Bueno, ya, Angelo, respira… Por cierto, yo aquí nunca digo que soy italiano, sólo digo que soy venezolano, porque es como un “plus” ser suramericano, todos dicen que tenemos carisma y todos esos clichés. Uso mi segunda nacionalidad, la italiana, solo para los efectos legales y si soy sincero, ni sé dónde dejé mi pasaporte venezolano, porque para salir a rumbear también uso el pasaporte italiano, no vaya a ser que les dé por deportarme a Venezuela.

Bueno, por ahora, ha sido suficiente. Pronto volveré a publicar historias y “poemas” que es lo que mejor se me da.



Saludos desde Inglaterra y “Please, mind the gap”